Entre un ajuste fiscal, comisiones investigadoras que no se forman, políticos extranjeros que lo ven como un ejemplo a seguir y muchas dudas sobre lo que pueda pasar en una elección dentro de tres años, el Frente Amplio está en un momento complicado.
En el Opio estuvimos hablando sobre los logros de los gobiernos del FA y tratando de ponderar cuánto del éxito que se le atribuye le es propio y cuanto es fruto de externalidades. Sobre algunas de sus políticas concretas y sobre su tendencia a negociar más con empresarios (en el gobierno de Mujica) o partidos de derecha (en los gobiernos de Vázquez) que con izquierdistas no alineados.
Pero además, discutimos sobre el discurso de los dirigentes y militantes del Frente, de su hermetismo en las discusiones políticas, su incapacidad de tener autocrítica y cierta clausura discursiva que hace que, para un frentista promedio, aquel que no está de acuerdo con el FA y lo critique le está “haciendo el juego a la derecha”.