Se vienen los Juegos Olímpicos y a nadie parece importarle mucho. Los uruguayos no conocemos a casi ningún representante, los rusos están indignados porque parece que el COI se enteró que hay atletas que se pichicatean, los estadounidenses están demasiado entretenidos con el Donald Trump show y los brasileros ocupados con su novela de los presidentes y sus amigos corruptos.
Como en El Opio de las Masas vivimos el espíritu olímpico con todo (?¿) elegimos nuestros cinco momentos mágicos de los JJOO. Como no tenemos 120 años solo podemos elegir aquellos momentos que vivimos, así que si algún lector y/o oyente anciano tiene a bien acercarnos algún otro será agregado a la lista como corresponde.
5 – Greg Louganis te rompe la cabeza
Para aquellos fanáticos de los clavados olímpicos (claro que no es nuestro caso), Greg Louganis es el más grande clavadista del mundo, medallista en Los Angeles `80, varias veces campeón mundial y años más tarde activista. Tan bueno era Louganis que verlo saltar del trampolín te rompe la cabeza, y eso mismo fue lo que le pasó a él cuando, en Seúl `88 se dió el marote contra el trampolín llenando la pileta de colorante rojo.
4 – Demasiado peso
Quienes jugamos Dungeons & Dragons sabemos que para levantar 2 veces tu peso por encima de los hombros no solo se necesita tener mucha fuerza, sino además una buena tirada de dados. Pero evidentemente el húngaro Janos Baranyai no era jugador de rol y, por eso, no sabía que, para un tipo de menos de 77 kg, levantar 148 kg por encima de la cabeza puede ser algo complicado.
Pero el bueno de Janos se la jugó y en, Beijing 2008 (aquel momento en que de repente Pekín cambió de nombre), se dispuso a levantar esos 148 kg para seguir en su camino al oro olímpico. La cuestión es que en su dado de 20 salió un 1 y como el DM del universo juega con reglas bothc al tipo se le salió el brazo de lugar.
Como si esto fuera poco, los chinos no podían dejar que las fiesta olímpica se viera opacada por este tipo que, seguramente, era un agente del capitalismo enviado a cagarles los juegos. Así que, segundos después del mal momento de Baranyai, los chinitos fueron a taparlo con diario.
3 – El público perjudica la maratón
Ya lo dijo Umberto Eco, el público perjudica a la maratón (¿o era a la televisión?). En Atenas 2004, el brasileño Vanderlei Cordeiro (que había ganado el oro panamericano en Winnipeg y era uno de los favoritos) iba primero en la maratón olímpica. El tipo llevaba 36 km recorridos (que es más o menos lo que corre cualquiera de nosotros en un año) cuando se le aparece el ex-sacerdote irlandés Cornelius Horan y lo agarra deteniéndolo durante unos segundos. El público ayuda a Vanderlei a liberarse del abrazo candado del Padre Horan y Cordeiro retoma la carrera, pero ya lo habían pasado 2 competidores y, como bien se sabe, 6 km no dan para alcanzarlos así que el tipo se quedó con el bronce, menos que Wynants.
Mención especial para este irlandés que ha reiterado su conducta obstructiva en eventos deportivos con resultados dispares, vean acá.
2 – Un campeón de la vida
Como bien se sabrá (o no), la natación olímpica reconoce cuatro estilos: pecho, mariposa, espalda y libre (que, debido al uso absoluto del estilo croll, es una excelente metáfora de la libertad en las sociedades contemporáneas). Pero, en Sydney 2000, el ecuatoguineano (sí, ese es el gentilicio de Guinea Ecuatorial, los de los dominios .gq) Eric Moussambani decidió innovar y nadar en un estilo realmente libre. Tenía un poco de croll y un poco de estilo perrito y, aunque era mucho más lento que sus competidores (de hecho demoró más del doble que el que ganó), aunque eso no le quitó mérito a Moussambani que recibió la ovación de todos los presentes en el estadio.
Parece que en esa época en Guinea Ecuatorial no había piscinas olímpicas. El propio Eric dijo que la piscina en la que hizo su debut olímpico fue la primera piscina de 50 m que había visto en su vida, mucho más grande que la piscina de hotel de 22 m con la que había entrenado en su tierra natal. La cuestión es que todos los países tienen que tener un representante masculino y otro femenino en natación y atletismo y él fue el mejor ecuatoguineano.
Cuatro años después, Moussambani había logrado bajar su marca a menos de 1 minuto, pero ya no era lo mismo, Moussani no fue a Atenas alegando problemas de visado pero seguro que fue porque ya no iba a tener una actuación tan destacable.
1 – Las dos chinas
Las ceremonias de apertura de los Juegos Olímpicos siempre son la parte emotiva del evento que todos estamos esperando. Unos contorsionistas haciendo piruetas, unos bailes horribles, canciones aburridas y luego horas y horas de tipos entrando al estadio.
Pero la apertura de Beijing 2008 fue única, con fuegos artificiales (que después resultó que eran un CGI agregado para la transmisión televisiva), bailes y escenografías impresionantes y el momento más emotivo: una niña china de 8 años cantando la canción de los juegos con un tono dulce en una afinación perfecta. Un momento brillante sino fuera porque en realidad la niña estaba haciendo mímica y quien en realidad cantaba era otra niña que, por no ser “suficientemente linda”, los organizadores la escondieron atrás del escenario. Mientras la “linda” deleitaba a los occidentales que miraban a la pintoresca cultura china con fascinación.
Luego, algunos se quejaron de esta falsificación, pero es porque, evidentemente, no entienden a los chinos.