Acontecimientos como el triunfo de Donald Trump, el Brexit, el crecimiento del Fron National en Francia y las ultraderechas por toda Europa hacen decir a algunos analistas que estamos ante una crisis de la política. El razonamiento de estos analistas es que si los ciudadanos se están volcando a propuestas “radicales” es porque la política está en problemas. Pero, como hablamos en los programas sobre las elecciones estadounidenses, en el Opio esas ideas liberales nos suenan un poco simplonas.
Motivados por esa intuición y con la intención de descentrar una discusión demasiado centrada en viejos aparatos de partidos, de instituciones y de ideas, hablamos con Ricardo Viscardi sobre Trump, el avance de las derechas racistas, la muerte de Fidel Castro y la política uruguaya y vimos que casi todos los discursos sobre todos estos temas están marcados por una visión decimonónica de progreso, estado-nación, identidad (como concepto filosófico y como concepto antropológico), partido, e incluso una visión pragmático-racionalista-analítica de signo.
Al final, coincidimos con Ricardo en que, tal vez, la mejor forma de pensar estos problemas, y la política en general, no sea desde un análisis que sustancialize la política y el estado. Tal vez el problema de la democracia representativa no está en el sustantivo “democracia” sino en el adjetivo, en lo problemático que es el concepto de representación, por eso la filosofía política debe ser ante todo una filosofía de la comunicación.