La violencia en el fútbol ya se ha convertido en algo habitual. Asesinatos, corridas, enfrentamientos entre barras o con la policía, garrafas que vuelan por lo aires. Lo que muchos ven como el resultado de unos pocos inadaptados cada vez más parece ser parte sistémica del fútbol uruguayo.
Entre grupos de jóvenes marginales que forman una fraternidad bajo la bandera de un cuadro, delincuentes que fácilmente se apropian del lucrativo negocio que significan las barras y periodistas, dirigentes, empresarios y todo un sistema discursivo centrado en la metáfora conceptual FÚTBOL= GUERRA, la solución al problema parece estar léjos de llegar y, a pesar de lo que digan casi todos los actores involucrados, parece que nadie tiene verdadera intención de que llegue.
En el Opio estuvimos recurrimos a investigaciones académicas sobre el tema y tratamos de entender la violencia en el fútbol más allá de los discursos simplistas de los medios, los dirigentes, los empresarios y el gobierno, y se nos pasó por la cabeza la idea de que justamente esos actores del parafútbol sean la raíz del problema.