En el programa anterior tratamos de entender el proceso político y social que llevo a Trump a ganar las elecciones en Estados Unidos, y ahora volvimos a abordar este popular evento democrático desde otra perspectiva.
Mientras el mundo se llenó de un discurso cargado de arrogancia progresista que responsabilizaba a los blancos ignorantes, machistas y racistas del triunfo de Trump, otros buscaron explicaciones menos simplistas y soberbias. Por ejemplo centradas en la mala imágen de Rodham Clinton y sus conocidos vínculos con el establishment económico que llevó a Estados Unidos a una situación económica crítica y en la capacidad de Trump de capitalizar electoralmente una angustia legítima de millones de trabajadores pauperizados.
Y, a fin de cuentas, la mejor crítica a Trump no va a ser la soberbia cosmopolita de los demócratas y las celebridades, sino señalar sus mentiras y su incapacidad para solucionar los problemas de los millones de trabajadores que lo votaron, incapacidad que comparte con su rival.